DESDE EL MESOLÍTICO HASTA LA NAVEGACIÓN FENICIA





   "Desde las primeras almadías  del mesolítico hasta el desarrollo de la navegación fenicia, las  civilizaciones de los países ribereños del Mediterráneo oriental desarrollaron las  primeras técnicas de construcción naval, desde la canoa hasta el barco propiamente dicho. En este periodo que duró entre tres mil o cuatro mil años llegaron  a dominar las  artes de navegar que les permitieron cruzar los mares con naves comerciales y de guerra y asentaron las bases de la navegación oceánica.

     La primera necesidad de navegar se generó probablemente a causa de las inundaciones, el acto instintivo de agarrarse a algún objeto flotante, llevó al aprendizaje de la natación. Con el descubrimiento de la flotabilidad, el ser humano observó los objetos que tenían esa cualidad, como los troncos, las calabazas, los haces de tallos, etc., los cuales al ser arrastrados por las corrientes, pudo hacer surgir con toda probabilidad la idea de navegar. Si en un principio se utilizaron para cortos desplazamientos vadeando lagos y ríos, pronto comenzaron a construir balsas y almadías con haces de troncos, ramas o juncos unidos entre sí que con el tiempo se planteó la necesidad de dirigirlos, las únicas pruebas de este hecho que se disponen no son precisamente aquellas posibles embarcaciones, debido a la naturaleza orgánica de las que estaban hechas, que como es lógico han desaparecidos, sino de aquellos utensilios de piedra o de hueso como arpones, anzuelos etc. fabricados para pescar en aguas profundas.




           Es fácil comprender que las primeras embarcaciones dependían fundamentalmente de la vegetación del entorno donde se desarrollaron los primeros asentamientos, en lugares donde no había árboles, estas podían ser fabricadas con haces de juncos o papiros, o con troncos unidos con ligaduras formando plataformas estables o balsas, sin embargo donde había árboles se desarrollaron otras técnicas, como el vaciado de los troncos que consistía en ir quemando poco a poco con brasas la parte interna  y ayudándose  con herramientas de piedra ir sacando la madera quemada hasta dejarlos huecos, son las primeras canoas monóxilas  que hacia el 7500 a.C. aparecen en el norte de Europa y que coexistieron con otras construidas con pieles. En Oriente Medio aparecieron hacia el 7000 a.C. y más tarde en Australia, América del sur y África.

           De gran importancia para los principios de la navegación fue el descubrimiento de la gobernabilidad de estas primeras embarcaciones, tan sencillo como utilizar una rama más o menos ancha como pala de timón y palos a modo de remos como sistema de propulsión  este proceso se produjo a finales del mesolítico o principios del neolítico.
             
La primera evidencia de un barco, entendiendo por “barco” una construcción flotante capaz de ser gobernada a voluntad, sin la limitación de tamaño impuesta por los tallos y los troncos de los árboles con un nivel de seguridad aceptable en condiciones meteorológicas normales, se puede fechar entre los años 4000 y 3500 a. C., en Egipto. Hay constancia de transportes marítimos entre la costa y la isla de Melos hacia los 10.000 años a.C., de la pesca del mar hacia los 5.000 años a.C. en Escandinavia, e incluso en Extremo Oriente o en el mar de la China. También se sabe que los dorios en el 3000 a.C. navegaron por las costas del Egeo y en Creta las embarcaciones capaces de navegar en el mar, no aparecieron hasta el 2000 a.C... Pero parece  admitido que no llegó a desarrollarse un barco propiamente dicho, con aparejos para navegar, en ningún otro lugar antes que en Egipto.







       EGIPTO

          Hay indicios de embarcaciones egipcias de más de 6.000 años. El Nilo no solo proveía de alimentos a la población egipcia con sus crecidas cíclicas que dejaban grandes extensiones de tierra fértil, sino que se convirtió en una vía eficaz de transporte, esto fue así  gracias a las embarcaciones que pudieron construirse con la gran cantidad de plantas de papiro que crecía en sus riberas. Con los juncos de papiro se hicieron estructuras de 50 metros de eslora lo suficientemente fuertes para el trasporte  de productos agrícolas y con el tiempo se lograron embarcaciones de más de 100 metros para el trasporte de piedras de grandes dimensiones, como los obeliscos.

          Estas naves se construían con relativa rapidez y facilidad siendo su mantenimiento sencillo, cuando se deterioraban los haces de juncos eran sustituidos por otros. La forma que las caracterizaba era la curvatura hacia dentro de la extremidad de popa, similar a la cola de un escorpión. Las extremidades que formaban la popa y la proa eran cubiertas con fundas de tejido o piel cosida para reforzar  la escasa consistencia del papiro. Estas embarcaciones se propulsaban con remos y se dirigían mediante espadillas unidas a popa. Eran estrechas y presentaba lanzamientos a proa y a popa que facilitaban las maniobras de varada en las orillas del río como única forma de llegar a tierra, ya que las crecidas del Nilo impedían la construcción de embarcaderos.  
          Fue también en Egipto durante el Imperio Antiguo (2300a.C.) donde se desarrollaron los primeros barcos de madera, siendo estos construidos con tablas de acacia o sicómoro, únicos árboles que crecían en Egipto, por lo que el tamaño de las embarcaciones estaba limitado por la escasa altura de los árboles por lo cual se tuvo que desarrollar un sistema para ensamblar las cortas y duras tablas con fibras vegetales y tendones de animales; se  construían  ensamblando la tablazón con un sistema que  mantenían las tablas unidas con junturas engranadas de caja y espigas con ligazones. Los egipcios no utilizaban quilla ni cuadernas porque sus barcos se construyeron para navegar por las aguas tranquilas del Nilo y no necesitaban cascos con estructuras especialmente sólidas que tuvieran que resistir el fuerte oleaje en mar abierto. Si bien un principio, la propulsión de estas embarcaciones se reducía exclusivamente al remo y se gobernaba con la clásica espadilla, hacia finales del cuarto milenio a.C. se produjo una innovación tecnológica con la aplicación de la vela, que era controlada por un hombre colocado en la parte trasera de la nave, y lo más probable era que la vela solo se utilizara con viento de popa, esta innovación no acabó con el remo sino que contrariamente se hizo más imprescindible para las maniobras cerradas de los meandros y para las de atraque y varada. Las embarcaciones mas evolucionadas llegaron a disponer de una hilera de trece a catorce remos por banda y seis espadillas situadas en la popa.
          Después de cuatro siglos de navegación fluvial, los egipcios dieron el salto a la navegación marítima cuando fue necesario competir comercialmente con los fenicios. La relación que tuvieron ambos pueblos fue irregular y se alternaron periodos de intenso intercambio comercial con otros de clara competencia. Esta rivalidad comercial fue la que  impulsó su interés por el dominio del mar, pero no se interesaron en la aventura marítima hasta que no se produjo una situación lo suficientemente importante como para plantearse el reto de desafiar el oleaje. El principal problema de sus naves era que carecían de esqueleto  -quilla y cuadernas-,  lo que provocaba serios problemas a la hora de  conseguir una adecuada rigidez longitudinal que les permitiera resistir  los embates del oleaje, para solucionarlo idearon un sistema a base de ligazones transversales y un cabo longitudinal dispuesto de proa a popa que hacía de quilla invertida y que se tensaba con un tortor que daba vueltas a los cordones del cabo dando rigidez al casco, lo que les permitió preparar la primera expedición naval militar de la historia y algo más tarde formar la primera escuadra naval creando la Marina egipcia, que fue desarrollándose progresivamente hasta el 1500 a.C.

          Existen hipótesis que aseguran que los egipcios construyeron un canal que unía el Nilo con el golfo de Suez en el mar Rojo, aunque muchos historiadores no estén de acuerdo con ellas. Según estas hipótesis hacia el año 2000 a.C. viendo la gran importancia estratégica y económica de extender sus rutas marítimas por el Mediterráneo y por el mar Rojo, y aprovechando la situación geográfica del valle del Nilo les llevó a la idea de convertir el cauce del río en una vía de enlace entre los dos mares. Para ello era necesario construir un canal navegable entre el tramo bajo del Nilo y el golfo de Suez por la zona de mas acercamiento entre el río y el mar Rojo, teniendo en cuenta los conocimientos arquitectónicos que poseían junto con los materiales adecuados, no es una hipótesis infundada la posibilidad de construir un canal con esclusas, ya que la topografía era propicia para ello.  
          La Marina egipcia recibió un impulso extraordinario gracias a la reina Hatshepsut, que apostaba por la expansión hacia el mar Rojo y el mar Mediterráneo. Entre muchas de las actuaciones navales que impulsó, destaca la orden de transportar unos barcos, del Nilo al mar Rojo para emprender una expedición a la lejana tierra de Punt, probablemente la actual Somalia, para abastecerse de oro, mirra y marfil.
           La expedición a Punt, 1482 a.C, fue un éxito que propició a los egipcios la apertura al mar Rojo y mejoró sus posibilidades de expansión comercial.
          Tutmosis III  llevó a cabo un total de 17 campañas militares que permitieron a Egipto extender su hegemonía hasta el río Éufrates. Una de las primeras le llevó a conquistar Siria y Palestina dominando a las ciudades fenicias que quedaron bajo la administración egipcia. Ello supuso una mejora de su Marina, que perfeccionó los barcos que había desarrollado Hatshepsut con técnicas fenicias y minoicas. Fue precisamente la isla de Candia (Creta) por el 1400 a.C., otro de sus objetivos por sus importantes yacimientos de cobre. No llegó a conquistar la isla, pero si estableció sólidas relaciones diplomáticas y comerciales así como conocimientos técnicos en el arte de navegar.

           Sin embargo algunos de los territorios conquistados se perdieron durante los reinados de Amenofis II y Amenofis IV. Este último accedió al trono en 1372 a.C. y protagonizó un cambio espiritual instaurando una religión monoteísta lo que provocó un enfrentamiento con la clase sacerdotal y como consecuencia una debilidad política por las divisiones internas. Fue durante este reinado cuando se perdieron los territorios de Siria y Palestina frente al rey hitita Supiluliuma.
         Aún así la Marina egipcia continuó mejorando gracias a las técnicas de navegación y construcción de los fenicios. No solo fueron las excelentes maderas de cedro (llegadas de fenicia), sino que por aquella época los fenicios habían llagado ya a un importante desarrollo en la navegación y que la base de la flota egipcia estaba constituida por marineros y constructores fenicios.
          En pleno apogeo de la Marina egipcia, se produjo en el Mediterráneo oriental un hecho que alteró totalmente la situación, la invasión de los denominados Pueblos del Mar. De origen incierto y formado por diferentes etnias asolaron la cultura micénica y trataron de hacer lo mismo con la egipcia, aunque antes establecieron alianzas complejas como la que hicieron mercenarios de la etnia de los shardanas, para apoyar a Egipto en su lucha contra los hititas, en la batalla de Kadesh durante el reinado de Ramsés II.

          Amenazando las posesiones egipcias estaban los peleset, que posiblemente dieron origen a los filisteos, los lukka  dedicados a la piratería, los denyen que se unieron con los hebreos para formar la tribu de Dan, otro pueblo amenazante fue el libio, un pueblo nómada vecino del norte de África, que se iba acercando al delta del Nilo atraído por su prosperidad agrícola y ganadera, y que se aliaron con los Pueblos del Mar para atacar Egipto.
          En 1220 a.C., el faraón Merneptah, sucesor de Ramsés II, repelió el primer ataque contra Egipto de los Pueblos del Mar, quienes se habían aliado con lo libios. Cuando Ramsés III accedió al trono en 1184 a.C., los Pueblos del Mar eran viejos conocidos de los egipcios y se les consideraba un peligro real para su hegemonía. Este faraón se propuso sostener y ampliar la hegemonía de Egipto en el mediterráneo oriental. Dichos Pueblos del Mar  habían arrasado el imperio hitita, habían conquistado y destruido Hattusa, su capital, y saqueado la importante ciudad portuaria de Ugarit. También habían ocupado la isla de Candia (Creta) y la ciudad de Mitanni (o Naharina), al norte de Mesopotamia. Palestina, por entonces provincia egipcia, estaba seriamente amenazada, y ese temor llegaba hasta el mismo Egipto. Por otro lado los vecinos libios se habían convertido en una seria amenaza ya que estaban emigrando a la zona del delta del Nilo atraídos por su prosperidad agrícola y ganadera.
          Tras su éxito contra el imperio hitita, los Pueblos del Mar, probablemente los péleset y los denyen, planearon atacar Egipto, para ello entablaron una alianza con los libios. En cuanto Ramsés III tuvo noticias de este hecho, ordenó armar una potente flota que salió de sus embarcaderos del delta del Nilo para dirigirse a la desembocadura. Los Pueblos del Mar habían planeado una operación anfibia en toda regla, avanzando desde Libia costeando con sus naves, mientras que algunas de sus tropas y los libios formaban un ejército terrestre que avanzaba por la costa hacia Egipto. El objetivo era iniciar la invasión del delta para marchar después sobre Menfis y Tebas. Se cree que las dos flotas, se encontraron a unas 10 millas al oeste del actual Port Said, protagonizando la primera batalla naval de la historia. En el gigantesco bajorrelieve del templo de Medinet Habu se muestra la flota egipcia atacando por sorpresa a los invasores, con los marinos portando instrumentos de abordaje. La lucha se puede recomponer de la siguiente manera- los arqueros egipcios disparaban flechas incendiarias contra los barcos enemigos mientras estos se aproximaban< una vez embestidos los barcos y lanzados los garfios los arqueros tomaban las espadas y las armas cortas, lanzándose al abordaje. Quedó patente la superioridad de los egipcios y la flota de los Pueblos del Mar fue aniquilada.
La victoria sobre los Pueblos del Mar llevó al faraón Ramsés III a reanudar la colonización de los pueblos asiáticos. Recuperó parte de Siria y llegó hasta la región del Éufrates.
          Durante el periodo que transcurrió entre el reinado de Hatshepsut y el de Ramsés  III, los carpinteros de ribera egipcios habían perfeccionado de forma notable su artesanía naval gracias a los conocimientos de los constructores fenicios, que habían asimilado  muchas de las características de las naves de los Pueblos del Mar, quienes las habían desarrollado a partir de las naves minoicas y griegas.
          Según cuenta el historiador Herodoto (448 a. C.), hacia el 600 a.C., bajo el reinado de Necao II, se produjo la primera circunnavegación de África. Una flotilla egipcia gobernada por marinos fenicios zarpó con la misión de franquear el estrecho de Gibraltar y volver a Egipto después de haber atravesado el mar de Septentrión. La expedición cumplió su objetivo y logró circunnavegar África después de tres años de viaje.
          Egipto sufrió la invasión del rey persa Cambises y paso a ser una satrapía del Imperio Persa en 525 a.C. Después de la restauración de una efímera independencia entre 401 y 341 a.C, Egipto cayó en poder del ejército de Alejandro Magno en el año 322 a.C. Al cabo de 17 años se inició la dinastía de los Tolomeos, que terminó con la muerte de Cleopatra en el año 30 a.C, tras la cual Egipto se convirtió en una provincia romana.







          CRETA (civilización minoica)


           De hecho la primera civilización europea fue la minoica, que surgió en la isla de Creta hacia el tercer milenio a.C. Su estratégica situación al sur del mar Egeo, a medio camino entre el sureste de la península de Peloponeso y el noroeste del Levante mediterráneo, explica su importancia en el desarrollo de los acontecimientos en el Mediterráneo ya que la convertía en zona de paso para las rutas de navegación hacia Egipto, Fenicia, Siria, Anatolia, Libia y norte de África. Los minoicos fueron pueblos eminentemente comerciales que establecieron y ampliaron el comercio marítimo por todo el Mediterráneo oriental.

          Las primeras embarcaciones europeas fueron las naves cretenses, las cuales no aparecieron hasta después de 2000 a.C, cuando los egipcios ya llevaban casi siete siglos surcando las costas del  Mediterráneo oriental. Poco se sabe de los barcos minoicos, todo lo que se conoce de ellos es a través de las representaciones en cerámicas y frescos que muestran similitudes con los barcos egipcios y fenicios de la misma época, pero construidos en madera, lo que explica que se adelantaran a otros pueblos de la zona en la construcción naval. Con estas naves mas robustas la navegación era más segura, podían recorrer más distancias llevar más mercancía, e ir escoltados y protegidos por otras naves para defenderse de los piratas. Eran barcos con extensas proas afiladas como espolones, llevaban un único palo con verga superior e inferior y velas cuadradas, con una hilera de remos, y provistos de pasarelas.




          GRECIA (Civilización micénica)

          Los primeros “griegos” en realidad fueron los aqueos, un pueblo de origen indoeuropeo procedente de los Balcanes, que se asentó en el sur de la península balcánica y en  Acaya en la península de Peloponeso, hacia 1800 a.C, fundando las ciudades de Micenas y Tirinto, siendo la primera la más importante de las dos por su prosperidad y desarrollo dando origen a la cultura micénica. Hicieron una conquista pacífica que no alteró la estructura social de los habitantes de aquellas tierras ¿los pelasgos?, en la misma época en que se producía el florecimiento de la cultura minoica. Los aqueos entraron en contacto con los minoicos e iniciaron un proceso que se denominó “micenización de Creta” en el que las influencias culturales fueron mutuas hasta su total fusión, que se produjo con la conquista de Creta por parte de los aqueos hacia 1500 a.C.
          El pueblo micénico se dedicó tanto a la piratería como al comercio marítimo este último  heredado de la civilización minoica. De las naves micénicas se conoce el predominio de la vela sobre el remo, sus cascos eran de líneas rectas, muy bien construidos que se distinguían por tener ambas extremidades  iguales rematadas con cabezas de aves.




         LOS PUEBLOS DEL MAR
         
         La irrupción masiva de pueblos venidos del norte de la península balcánica, los dorios, emparentados con los aqueos, desplazaron  hacia el sur, prácticamente a todos los pueblos que allí estaban asentados (micénicos y pelasgos), originando un éxodo de estos hacia las costas del Egeo, y como consecuencia de ello unos movimientos migratorios, que hicieron estremecer a todas las civilizaciones del litoral del Mediterráneo oriental. La gran mayoría de estos pueblos conocedores del mar se embarcaron buscando desesperadamente donde asentarse, otros decidieron vivir en sus embarcaciones dedicándose a la piratería y asaltando pueblos costeros.
          Estos complejos grupos derivados de dicha diáspora, estaban compuestos por ciudadanos de diversas culturas, etnias y facciones provenientes del litoral oriental del Mediterráneo (peleset, lukka, denyen), unidos por la desesperación de encontrar un lugar donde establecerse. La mayoría era micénicos que si bien en un principio se movían por el Egeo y las costas vecinas pronto se aliaron con las tribus libias cuyas intenciones eran conquistar Egipto. Probablemente los peleset se asentaron al sur de la franja fenicia dando origen a Filistea.
          La mayoría de los pueblos del mar vivían en sus embarcaciones, lo que les proporcionaba una rápida maniobrabilidad y una total impunidad navegando entre los intrincados archipiélagos del mar Egeo, por lo que se les ha calificado como los primeros piratas organizados, de la historia. La piratería generó principalmente la pérdida del control y estabilidad del comercio marítimo lo que provocó un caos socio-económico.
          Los pueblos del mar se vieron involucrados directamente en las convulsiones que se produjeron por aquella época, como la desaparición de la civilización micénica al perder sus centros de poder bajo la presión dórica, el debilitamiento de Egipto, la caída del imperio hitita, y que como consecuencia trajo  la expansión del imperio asirio.
 


          FENICIA

          Entre 5000 y 4000 a.C, tribus de origen caldeo, de raza semita, emigraron desde los alrededores del golfo pérsico, atravesaron Mesopotamia y se establecieron en la franja costera del actual Líbano. Era una región muy accidentada, con poca extensión de tierra cultivable, y cubierta por espesos bosques de cedro, por lo que aquel pueblo agrícola y ganadero en sus orígenes tuvo que buscar otros recursos para prosperar, y estos se los proporcionó el mar. La explotación de los bosques de cedros, para obtener la madera con que construir barcos propició el desarrollo de la pesca y el comercio marítimo, principalmente con Egipto.
          La orografía del territorio obligó a separar los pueblos fenicios en núcleos independientes, por lo que nunca existió Fenicia como país, sino como un grupo de ciudades-estado portuarias más interesadas en sus negocios comerciales que en erigir un imperio. El litoral de la franja fenicia disponía de numerosas calas y bahías, muy adecuadas para ubicar puertos protegidos, siendo los más importantes Biblos, Arados, Birutos, Tiro y Sidón. Este privilegio geográfico también fue uno de sus principales problemas, pues la zona era codiciada por sus poderosos vecinos, a lo largo de la historia los fenicios sufrieron el constante acoso y saqueo de Asiria, Babilonia, Hatti, Egipto, Israel y los pueblos filisteo y griego, codiciosos de las riquezas que acumulaban, vaya como ejemplo la que se puede considerar la primera campaña militar hacia 2800 a.C,  planteada por el faraón Sahure, no está clara la intención de este faraón, pero parece ser que ordenó que su escuadra atacara las costas de los ricos mercaderes fenicios, quienes por entonces no tenían desarrollado la navegación de alta mar y se dedicaban exclusivamente a la navegación de cabotaje. Esta expedición fue un revulsivo para que este pueblo de comerciantes decidiera abrirse al Mediterráneo.
          Con el tiempo, los fenicios defendieron sus ciudades con poderosas naves de guerra llegando a formar una flota militar con naves birremes, las primeras galeras de la historia con dos órdenes de remos. Aquí jugó un importante papel la excelente madera de cedro, de la que disponían en abundancia, y que hizo de los barcos fenicios los mejores de la época. Probablemente los primeros fueran copiados de los minoicos, quienes comerciaban con productos cretenses.
          La expansión marítima fenicia comenzó después de que estos se independizaran de la dominación egipcia, aprovechando la decadencia del poder egipcio sobre la costa fenicia, provocada por los ataques de los pueblo filisteos, hecho ocurrido bajo el reinado de Ramsés III. Tiro pasó a ser considerada como la urbe hegemónica de Fenicia. Tenía su principal centro urbano en una isla, hoy unida al continente, separada 500 metros de la costa, disponía de dos puertos y en ella se fundó lo que sería la primera lonja. Pese a contar con excelentes naves de guerra, los fenicios se dedicaban principalmente al comercio y como estrategia utilizaban siempre la diplomacia antes que la fuerza militar.
Hacia 1100 a.C, el pueblo fenicio traspasó el estrecho de Gibraltar fundando Gades (Cádiz) en la península Ibérica, otras ciudades fueron Lixus y Útica en las costas mediterráneas de África, y por 814 a.C, fundaron Kar-Hadast (Cartago).

          Los fenicios fueron los primeros en lanzarse a la navegación de altura, debido al conocimiento de que la estrella polar señala el norte y de que el sol en su cenit, indica el “sur?” oeste, así como el conocimiento que tenían de las estrellas que le permitían navegar de noche, a diferencia de los egipcios y los micénicos. Las anotaciones que los fenicios hacían de la orografía de la costa, de los vientos y corrientes sirvieron para concebir los primeros almanaques náuticos de la historia que más tarde fueron aprovechados por los griegos, constituyendo la base de la cartografía náutica mediterránea. Los marinero fenicios, por sus conocimientos en la construcción naval, en navegación, en meteorología, en caladeros y en las costumbres de los lugares que visitaban, fueron muy solicitados por muchos gobernantes para mejorar en calidad y rendimiento. El primero en solicitar dichos servicios fue el rey judío Salomón, tanto para mejorar sus barcos como en trabajos de carpintería en la construcción del templo de Jerusalén. Salomón y el rey fenicio Hiram, de Tiro, organizaron expediciones marítimas conjuntas a Ofir, en el océano Índico. Otro monarca que aprovechó las ventajas de los fenicios, fue el faraón  Necao, quien en 611 a.C, financió la travesía del misterioso mar de Septentrión, que se convirtió en la circunnavegación de África, este viaje duró tres años, desde el golfo de Suez hasta el delta del Nilo pasando por el estrecho de Gibraltar, el recorrido se hizo por etapas recalando en lugares para sembrar y cosechar semillas de cereales y así obtener provisiones para poder seguir navegando durante el verano y el otoño. Las anotaciones que hicieron los expedicionarios en cuanto a la posición del sol, los vientos, corrientes marinas y costas demuestran que el relato de esta expedición fue cierto, aunque no se hayan encontrado restos de emplazamientos y asentamientos.

          La decadencia del poder naval fenicio coincidió con el florecimiento del griego y del cartaginés. Cartago, una colonia fenicia se convirtió en una potencia emergente, mientras que los territorios del Mediterráneo oriental fueron conquistados por Asiria, Persia, y finalmente Grecia. Sin embargo fue en esta época de decadencia cuando hicieron los viajes más arriesgados y  lograron audaces expediciones que fueron más allá del estrecho de Gibraltar.


          Los cartagineses cogieron el relevo expedicionario de la metrópolis  llegando incluso a Bretaña, en otras expediciones  llegaron a Senegal  y más al sur del golfo de Guinea, costeando el continente africano. Todas estas expediciones se hicieron buscando metales y para abrir nuevos  mercados. Se cree que las leyendas de monstruos marinos, fueron fomentadas por los fenicios para disuadir a los griegos de navegar hacia el Atlántico, para proteger la información que tenían y evitar así la competencia en el mercado de los metales.  

          Los fenicios desarrollaron el buque mediterráneo que perduró durante siglos, sentaron las bases del comercio marítimo y abrieron el mundo occidental a la navegación." 

Bibliografía
SANTÍSIMA TRINIDAD
HISTORIA DE LA NAVEGACIÓN
Ediciones Altaya, S.A.

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