San Juan de Avila
San Juan de Ávila (*
Almodóvar del Campo, Ciudad Real, 6 de enero de 1500 - † Montilla, 10 de mayo
de 1569) fue un sacerdote y escritor ascético español. Es, desde 1946, patrono
del clero español.
Sus
padres, Alfonso de Ávila (de ascendencia judía) y Catalina Gijón, poseían unas
minas de plata en Sierra Morena, por lo que en sus primeros años se crió sin
estrecheces económicas. Comenzó a estudiar leyes en Salamanca (1514), pero lo
dejó a los cuatro años empujado por su devoción y se retiró a su natal
Almodóvar, donde hizo vida de dura penitencia.A pesar de llamarlas ‘leyes
negras’ los estudios de Salamanca dejaron huella en su formación eclesiástica,
como puede constatarse en sus escritos de reforma.
En
medio de la efervescencia resultante del Renacimiento, Juan de Ávila vivió en
contacto con la mayor parte de los espirituales de su tiempo: Ignacio de
Loyola, Luís de Granada, Juan de Dios, Juan de Ribera, Teresa de Ávila, Tomás
de Villanueva y Pedro de Alcántara, y representó lo mejor de la
Iglesia del siglo XVI. De una influencia notable, sus palabras fueron
fuente de inspiración para muchos escritores sacerdotales coetáneos y
posteriores: Antonio de Molina, Luís de la Palma, Luís de la Puente,
Carlos Borromeo, Bartolomé de los Mártires, Diego de Estella, Pierre de Bérulle,
Alonso Rodríguez, Francisco de Sales, Alfonso María de Ligorio, Antonio María
Claret, entre otros.
San Juan de Avila (Ciudad Real) |
Aconsejado por un franciscano, marchó en 1520 a estudiar Artes y
Teología a Alcalá de Henares (1520–1526). Allí fue alumno de Domingo de Soto y
trabó amistad con Pedro Guerrero, futuro arzobispo de Granada; también trató a
Francisco de Osuna y, tal vez, al mismísimo San Ignacio de Loyola. Durante
estos estudios fallecieron sus padres y, al ordenarse sacerdote en 1526,
celebró en memoria suya su primera misa en Almodóvar del Campo, vendió todos
los bienes que le habían legado y repartió el dinero a los pobres, para después
dedicarse enteramente a la evangelización, empezando por su mismo pueblo. Un
año más tarde se ofreció como misionero al nuevo obispo de Tlaxcala (Nueva
España), Julián Garcés, que habría de marchar para América en 1527 desde el
puerto de Sevilla; con tal propósito se trasladó allí con su compañero de
estudios en Alcalá, Fernando de Contreras, quien habló de su proyecto con el
arzobispo de Sevilla, Alonso Manrique; éste ordenó a Juan de Ávila que
abandonara esa idea y evangelizase Andalucía, labor a la que desde entonces se
consagró de pleno y por la que será llamado "Apóstol de Andalucía".
Pero su presencia en Écija pronto le va a acarrear las enemistades y la
persecución. El primer incidente ocurrió cuando un comisario de bulas impidió
la predicación de Juan para poder predicar él la bula de que era comisario. El
auditorio, sin embargo, dejó al bulero solo en la iglesia principal y fue a
escuchar a Juan de Ávila en otra iglesia. Después del suceso, el comisario de
bulas, en plena calle, propinó una bofetada a Juan. Éste se arrodilló y dijo
humildemente: <<emparéjeme esta otra mejilla, que más merezco por mis
pecados>>. Este hecho y las envidias de algunos eclesiásticos, llevaron
precisamente a los clérigos a denunciar a San Juan de Ávila ante la
Inquisición sevillana en 1531. Desde ese año hasta 1533, Juan de Ávila
estuvo encarcelado en el Castillo de San Jorge, en Triana, y fue procesado
por la Inquisición. Este tiempo en la cárcel produjo sus frutos interiores,
en ella escribió un proyecto del Audi, Filia, pero sobre todo, como
él nos cuenta, allí aprendió, más que en sus estudios teológicos y vida
anterior, el misterio de Cristo. Juan fue absuelto. Pero lo que más humillante
fue la sentencia de absolución: “Haber proferido en sus sermones y fuera de
ellos algunas proposiciones que no parecieron bien sonantes”, y le mandan, bajo
excomunión, que las declare convenientemente, donde las haya predicado.
Cueva donde el joven Juan de Ávila
reflexionaba y oraba en su casa natal de Almodóvar del Campo |
En
1535 marchó a Córdoba, llamado por el obispo Álvarez de Toledo y conoció allí a
fray Luis de Granada. Organizó predicaciones por los pueblos andaluces, sobre
todo por las Sierras de Córdoba y consiguió muy sonadas conversiones de
personas de alto rango. Trabó amistad con el nuevo obispo de Córdoba, Cristóbal
de Rojas, al que dirigirá las Advertencias al Concilio de Toledo redactadas
por su mano. Intervino también en la conversión del Duque de Gandía, futuro San
Francisco de Borja, y del soldado y entonces librero ambulante Juan Ciudad, que
llegaría a ser San Juan de Dios. No sólo evangelizó por toda la
Andalucía actual, sino que también anduvo por el sur de La Mancha y
Extremadura. Fundó numerosos seminarios y colegios y animó a la creación
de la Compañía de Jesús. Organizó la Universidad de Baeza.
En 1554 aquejado de fuertes molestias se retiró a Montilla hasta su muerte
en 1569.
Pero a Juan todavía le quedaban quince años de vida fructífera. El retiro de
Montilla le dio la posibilidad de escribir con calma sus cartas, la edición
definitiva del Audi, Filia, sus sermones y tratados, los Memoriales
al Concilio de Trento, las Advertencias al Concilio de Toledo y
otros escritos menores. Se puede decir que Juan de Ávila inicia con sus escritos
la mística española del Siglo de oro. en 1569 y murió el mismo año en
Montilla, donde está enterrado
En
1588, Fr. Luís de Granada, recogiendo algunos escritos enviados por los
discípulos y recordando su propia convivencia con san Juan de Ávila, escribió
la primera biografía. En 1623, la Congregación de san Pedro Apóstol,
de sacerdotes naturales de Madrid, inicia la causa de beatificación. En 1635,
el Licdo. Luis Muñoz escribe la segunda biografía de Juan de Ávila, basándose
en la de Fr. Luís, en los documentos del proceso de beatificación y en algunos
documentos que se han perdido. El día 4 de abril de 1894, León XIII beatifica al
Maestro Ávila. Pío XII, el 2 de julio de 1946 lo declara Patrono del
clero secular español. Pero el maestro de santos tendrá que esperar
hasta el año 1970 para ser canonizado por el Papa Pablo VI, y
el 7 de octubre de 2012 es proclamado doctor de la
Iglesia por el papa Benedicto XVI.
Este
artículo está extraído de una página obra de:
Las
Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.
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